Las Autoridades Sanitarias vascas han notificado la retirada de varios lotes de queso maduro elaborado con leche cruda procedente de la empresa Buruaga Arditegia, con marca sanitaria 1501584-VI, debido a contaminación microbiológica por Listeria y toxina estafilocócica.

Gracias a los sistemas de trazabilidad, todos los lotes afectados han sido identificados y están siendo retirados del mercado. Estos quesos habían sido distribuidos en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Valencia, Castilla-León y Madrid.

Esta alerta ha sido comunicada a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) para que las Comunidades Autónomas afectadas realicen las oportunas actuaciones.

Adicionalmente, y como medida de precaución, se ha informado a la ciudadanía por si hubiera adquirido dichos productos para que no los consuma, o para que acudan a un centro sanitario en caso de haberlos consumido y presentar algún tipo de síntoma, generalmente cuadros digestivos.

Esta alerta ha sido detectada gracias a los controles habituales realizados por los inspectores de Seguridad Alimentaria del Departamento de Salud, y como consecuencia de la investigación de dos personas afectadas por una intoxicación alimentaria leve asociada presuntamente al consumo de dicho queso.

¿Cómo se garantiza la Seguridad de los Alimentos?

Las empresas alimentarias tienen establecidas Buenas Prácticas de Fabricación (BPF) y sistemas de prevención y control para detectar y evitar peligros alimentarios, basados en los planes de autocontrol (APPCC), que son validados por las autoridades sanitarias. La administración, a través del control oficial, verifica que las empresas alimentarias cumplen con estos requisitos para garantizar la seguridad de sus producciones.

No obstante, y puesto que el riesgo cero no existe, puede haber ocasiones en las que estos sistemas preventivos fallen, y algún peligro pueda entrar en la cadena alimentaria. Es entonces cuando se ponen en marcha los sistemas rápidos de detección, los planes de retirada de productos, y las notificaciones a las redes de alerta.

La trazabilidad, que permite rastrear un alimento desde su origen hasta el punto de venta final, permite la rápida localización de todos los alimentos afectados para que puedan ser retirados del mercado.

Las redes de alerta permiten la rápida notificación de riesgos alimentarios a todas las partes afectadas, con el fin de reaccionar de la manera más rápida posible cuando se detecten riesgos. Así mismo, es una herramienta clave para garantizar el flujo de información y facilitar la gestión y la comunicación en caso de alerta.