Un artículo publicado por EUFIC informa de la utilización de métodos innovadores para abordar la conducta alimentaria relacionada con el estrés, lo que está ayudando a las personas a controlar el peso y a reducir el estrés subyacente. Según la revisión bibliográfica efectuada, el 86% de los estudios que aplicaban los programas para la reducción del estrés informaban de mejoras en los comportamientos alimentarios que se pretendían conseguir.

Existen estudios que relacionan el estrés con los niveles de obesidad general. Se ha comprobado que algunas personas utilizan la comida como forma de aliviar la tensión y contrarrestar los estados emocionales. Generalmente en situaciones de estrés agudo, se suprime el apetito, sin embargo, el estrés menos intenso pero mantenido en el tiempo, puede afectar a la conducta alimentaria de diferentes formas. Se calcula que el 30% de las personas come de forma insuficiente, mientras que la mayoría come en exceso.

La explicación podría radicar en el sistema que activa las hormonas relacionadas con el estrés, ya que utiliza las mismas vías neuronales que el control de la ingestión de alimentos.

  • En situaciones de estrés agudo, el cerebro envía una señal al sistema hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HHS), que activa hormonas relacionadas con el estrés (como adrenalina y cortisol), lo que tiene entre otras consecuencias que el corazón bombee más rápido, que se acelere la respiración y que se movilice la glucosa para aportar energía a los músculos y el cerebro. Una vez superada la situación de estrés agudo, el nivel de las citadas hormonas desciende rápidamente.
  • En situaciones de estrés crónico, se produce una exposición prolongada a las hormonas del estrés, en especial al cortisol, lo que puede incidir negativamente en los sistemas inmunológico, cardiovascular y nervioso central.

Estos programas para la reducción de estrés se llevan aplicando mucho tiempo, aunque recientemente están siendo aplicados al control de los trastornos alimentarios. Utilizan técnicas que interrumpen los patrones de pensamiento, las emociones y los comportamientos habituales y mejoran la conciencia sobre los pensamientos, los sentimientos y las experiencias sensoriales. Este enfoque, además de mejorar la elección de alimentos y ayudar a controlar el peso, podría reducir también el estrés subyacente.

Artículo EUFIC