Evaluación de la ingesta de cobre alimentaria y no alimentaria
La EFSA ha evaluado la exposición humana al cobre procedente de todas las fuentes (alimentarias y no alimentarias) concluyendo que esta ingesta no plantea problemas de salud para la población. No obstante, el Comité Científico de EFSA ha establecido un nuevo valor de Ingesta Diaria Admisible (IDA) para la población europea, de 0,07 ,g/kg de peso corporal/día.
Presencia en la cadena alimentaria
El cobre es un micronutriente esencial para todos los seres vivos, incluidas las personas, aunque una cantidad excesiva o insuficiente en la dieta puede provocar problemas de salud.
Está presente de forma natural en muchos alimentos y también entra en la cadena alimentaria a través de su uso en pesticidas orgánicos y convencionales, en aditivos para piensos y alimentos, y como ingrediente en alimentos enriquecidos y complementos alimenticios.
Toxicidad
Una ingesta excesiva de cobre a lo largo del tiempo puede ser tóxica, teniendo al hígado como órgano diana.
Una vez revisadas las pruebas relativas a la hepatotoxicidad del cobre y a otras toxicidades relacionadas, como la neurotoxicidad, la enfermedad de Alzheimer, la genotoxicidad y la carcinogenicidad, las respuestas implican una reducción de la absorción seguida de un aumento de la excreción hepatobiliar. Todas las pruebas disponibles sugieren que, a exposiciones crecientes, el cobre se secuestra en el «depósito de almacenamiento» hepático de la metalotioneína (MT), en el que convergen la homeostasis del zinc y del cobre.
No obstante, debido a las mayores necesidades de crecimiento en la población infantil, es probable que el cobre retenido se disperse ampliamente por todo el organismo en lugar de estar secuestrado de forma focalizada.
Por tanto, la relación cuantitativa entre la retención hepática de cobre y su toxicidad sigue siendo imprecisa y se considera una incertidumbre adicional.
En anteriores evaluaciones del riesgo del cobre, se identificó un NOAEL (nivel sin efecto adverso observado) de 10 mg/día, equivalente a 0,15 mg/kg p.c/día considerando un peso corporal de 70 kg. El Comité Científico de EFSA, una vez analizados los últimos datos de toxicidad hepática, concluye que ya no puede considerarse un NOAEL, por lo que disminuye el valor de la ingesta a 5 mg/día, siendo improbable (1–5% probabilidad) que se produzca retención de cobre y que pueda provocar efectos adversos.
Exposición
Por primera vez, se ha estimado la exposición al cobre procedente de todas las fuentes dietéticas y no dietéticas y se ha visto que los niveles naturales de cobre en alimentos e ingredientes alimentarios, sumado al uso a largo plazo de utensilios y tuberías de cobre, contribuyen significativamente a la ingesta de este compuesto. Por otra parte, la contribución de los pesticidas, los aditivos para alimentos y piensos o los fertilizantes es insignificante.
Además, los preparados para lactantes y los preparados de continuación contribuyen de forma importante a la exposición dietética al cobre en lactantes y niños pequeños. Sin embargo, no se esperan efectos adversos de la exposición al cobre en los niños debido a sus mayores necesidades de nutrientes para el crecimiento.
Asimismo, se concluyó que las estimaciones de exposición dietética al cobre para subpoblaciones específicas (por ejemplo, personas consumidoras habituales de cultivos tratados con cobre, de alimentos enriquecidos o suplementos alimenticios que contienen cobre o aquellos que utilizan utensilios de cocina de cobre) pueden ser superiores a la exposición estimada para la población general adulta.