La Comisión Europea solicitó a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que recopilara los resultados científicos obtenidos sobre los efectos de las grasas trans en la salud, en particular en las áreas de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables, valores de referencia dietéticos y aditivos alimentarios. Todo ello, con el objeto de proporcionar base científica para refrendar los actuales objetivos y las actuales recomendaciones existentes con respecto a la ingesta de grasas trans.

Los datos de estudios de intervención controlada muestran que las dietas que contienen ácidos grasos trans (AGT) tienen un efecto adverso sobre el contenido de lípidos en sangre, que son indicativos del aumento del riesgo de enfermedad coronaria, en comparación con dietas que contienen ácidos grasos cis-monoinsaturados o ácidos grasos cis-poliinsaturados. Este efecto adverso tiene una relación directa con la cantidad de AGT consumida. Los estudios prospectivos de cohortes mostraron una asociación directa entre un mayor consumo de AGT y un mayor riesgo de enfermedad coronaria.

Corazón

La solidez de estos dos estudios afianza la conclusión de que la ingesta de AGT tiene un efecto lineal dosis-dependiente sobre el aumento del riesgo de estas enfermedades, en comparación con la ingesta de otros ácidos grasos en la dieta. No obstante, las evidencias disponibles hasta la fecha son insuficiente para establecer diferencias entre los efectos de AGT naturales o creados mediante procesos de hidrogenación.

Las recomendaciones más recientes de asociaciones profesionales en Europa (Sociedad Europea de Cardiología) y los Estados Unidos (Asociación Estadounidense del Corazón, Asociación Estadounidense de Diabetes) indican que el consumo de AGT debe ser lo más bajo posible.

En Europa, las recomendaciones varían de <10% Energía Total de la dieta (países nórdicos) a ≤ 2 % (Francia, Reino Unido) y ≤ 1% (Bélgica, los Países Bajos, Alemania-Austria-Suiza, España). Las últimas recomendaciones de Bélgica, Alemania, Austria, Suiza, los países nórdicos y España indican que la ingesta dietética de AGT debe ser lo más baja posible, en cualquier caso <1 % (aunque se mantiene un límite de 2% en Francia -2010- y en el Reino Unido -2007-).