Guía para la gestión de crisis alimentarias
La Asociación de Fabricantes y Distribuidores AECOC ha actualizado su Guía para la Gestión de Crisis Alimentarias, con el fin de acompañar a las empresas y sectores alimentarios en la adaptación de los sistemas de gestión de crisis al contexto actual. Esta nueva versión de la guía tiene un enfoque más aplicado, ya que se acompaña de ejemplos o metodologías que ayudan a responder eficientemente y de forma coordinada a las situaciones de crisis.
Esta publicación facilita pautas para la detección de forma temprana de situaciones con potencial de crisis y para prepararse y anticiparse a situaciones que pueden afectar a la reputación de las empresas y sectores en su conjunto.
Igualmente, la Guía facilita metodologías y criterios para definir una estrategia adecuada y proporcionada para cada situación de crisis y para actuar conjuntamente y de forma coordinada en caso de crisis alimentaria.
En esta nueva versión de la Guía, se incorporan nuevas recomendaciones, pautas y criterios de actuación basados en los aprendizajes de los últimos años y se ofrecen recomendaciones y buenas prácticas que no afectan a los requisitos legales, sino que son sugerencias de carácter voluntario para incluir en los sistemas de gestión de las empresas con el fin de mejorar la respuesta ante crisis.
Principios rectores
Las situaciones de crisis alimentarias suelen presentar un elevado grado de incertidumbre y complejidad, por lo que es importante aplicar en todo momento unas buenas prácticas y unos principios rectores que garanticen la mejor gestión y toma de decisiones. Los principios rectores identificados en este manual para la gestión de cualquier crisis son los siguientes:
- Principio de rectores
- Principio de proporcionalidad
- Principio de precaución
- Principio de transparencia
Crisis de percepción y comunicación
La Guía distingue dos tipos de crisis fundamentalmente, por un lado, las causadas por incidencias de riesgo real y, por otro, las crisis de percepción y de comunicación, más relacionadas con informaciones publicadas o debates sociales que por riesgos objetivos y concretos.
En este último caso, cobra especial trascendencia la identificación de forma temprana de situaciones con potencial riesgo, por lo que es fundamental el seguimiento de nuevas informaciones, la monitorización de redes sociales y el análisis de la conversación y opinión pública.