Este informe, publicado por la Comisión Europea, resume los casos de sospecha de fraude alimentario durante el pasado año, gestionados por la Red de Fraude Alimentario de la UE mediante el Sistema de Asistencia y Cooperación Administrativa (AAC). Este sistema voluntario fue creado para intercambiar información entre los Estados miembros sobre incumplimientos y sospechas de fraude, así como solicitar cooperación a los Estados miembro cuando estén implicados en la sospecha.

En el transcurso del 2018, se tramitaron 234 peticiones de cooperación para solventar las sospechas de supuestas prácticas fraudulentas. El número de intercambios continua aumentando a lo largo de los años, lo que muestra que, a pesar de ser un sistema voluntario, cada vez se utiliza más con el fin de disuadir el fraude alimentario.

En el siguiente gráfico se listan las 10 categorías de alimentos, que más peticiones han cursado:

Por clase de alimento, las supuestas prácticas fraudulentas notificadas fueron:

En el informe también se muestran dos casos prácticos ocurridos el pasado año:

  1. Comercialización de Aceite de oliva virgen extra que no cumplía con los estándares de la UE: Este producto de calidad inferior, procedente de España, se distribuyó a restaurantes y al comercio minorista en el Reino Unido. A raíz de una solicitud del Reino Unido dirigida a España, las autoridades competentes españolas iniciaron acciones contra una empresa alimentaria por posible fraude.
  2. Comercialización de especies de menor valor comercial y de ejemplares destinados a ser enlatados, comoatún fresco”. En este caso, el atún destinado al enlatado fue tratado ilegalmente con sustancias químicas que alteraron su color para dar la impresión engañosa de frescura. En total, se incautaron más de 51 toneladas de atún.