La OMS acaba de publicar un informe en el que contrasta cinco evaluaciones de este riesgo llevadas a cabo en los últimos años en Australia, Estados Unidos, Holanda e Irlanda.

En esta revisión, a la vez que se revisa el contenido científico de los distintos informes, se va analizando el método utilizado en la evaluación, y se extraen conclusiones de cómo aplicar la evaluación del riesgo a lo largo de la cadena alimentaria, se lista la falta de información y datos detectada (tanto a nivel genérico como específico de cada país) y se recogen las necesidades futuras de investigación, donde se vuelve a incidir en la necesidad de estudiar las cepas no O-157.

El informe concluye diciendo que la gestión del riesgo de ECVT sigue siendo un desafío en la mayoría de los países, ya que aún supone un problema importante de salud pública al continuar sucediéndose brotes, en su mayoría asociados a productos cárnicos, lácteos y vegetales, debido a que el principal reservorio es el ganado. Se pone en evidencia que en todo el trabajo que se ha hecho hasta ahora ha habido una escasa relación entre los evaluadores y los gestores del riesgo, algo que se debería primar desde la propia discusión del mandato, hasta la priorización de las cuestiones a evaluar.

Finalmente, el informe dictamina que es necesario seguir avanzando en evaluación de este riesgo, aunque recomienda a las autoridades desarrollar una herramienta genérica de evaluación de riesgos que sea lo suficientemente flexible para que se pueda adaptar a nivel nacional o regional, ya que todas las medidas no tienen porqué ser iguales en todos los países. Así mismo, incide en la importancia de consensuar los modelos dosis-respuesta.

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